«Un canto», de José Ángel Valente

Quisiera un canto

que hiciera estallar en cien palabras ciegas

la palabra intocable.

 

Un canto.

Mas nunca la palabra como ídolo obeso

alimentado

de ideas que lo fueron y carcome la lluvia.

 

La explosión de un silencio.

 

Un canto nuevo, mío, de mi prójimo,

del adolescente sin palabras que espera ser

nombrado,

de la mujer cuyo deseo sube

en borbotón sangriento a la pálida frente,

de éste que me acusa silencioso,

que silenciosamente me combate,

porque acaso no ignora

que una sola palabra bastaría

para arrasar el mundo,

para extinguir el odio

y arrasarnos…

 

José Ángel Valente
La memoria y los signos
Huerga & Fierro Editores

«No inútilmente», de José Ángel Valente

Contemplo yo a mi vez la diferencia
entre el hombre y su sueño de más vida,
la solidez gremial de la injusticia,
la candidez azul de las palabras.

No hemos llegado lejos, pues con razón me dices
que no son suficientes las palabras
para hacernos más libres.

Te respondo
que todavía no sabemos
hasta cuándo o hasta dónde
puede llegar una palabra,
quién la recogerá ni de qué boca
con suficiente fe
para darle su forma verdadera.

Haber llevado el fuego un solo instante
razón nos da de la esperanza.

Pues más allá de nuestro sueño
las palabras, que no nos pertenecen,
se asocian como nubes
que un día el viento precipita
sobre la tierra
para cambiar, no inútilmente, el mundo.

José Ángel Valente
La memoria y los signos
Huerga & Fierro Editores