Me ha crecido una hermana de los ojos y ahora puedo
mirar el horizonte.
– ¿El invierno es infinito? –me pregunta.
Mientras, damos de comer a dos palomas que golpean
con su pico los cristales.
–Me duelen los dientes de masticar tinta.
Me ha crecido una hermana de los ojos y ha amanecido.
La noche duraba más de un sueño, y a veces dolía
en la boca y en los párpados.
–¿Podré quedarme contigo?
Me ha crecido una hermana de los ojos y ya no veo la muerte.
María García Zambrano
Menos miedo
Ediciones Torremozas