La destrucción del mundo continúa,
pides justicia y te dan grasas saturadas.
Eres culpable, sí, pero al menos estás vivo, te dicen
los que ya no creen en la inocencia.
Te inocularon la moral del miedo
y te enseñaron a odiar al diferente.
Las cosas no pueden ser de otra manera, te dicen,
da gracias de estar en el lado bueno de la alambrada,
aquí puedes cambiar de canal
y combatir el ascenso de las temperaturas
con aire acondicionado.
No tiene por qué haber sangre.
No tienes por qué enterarte.
Antonio Orihuela
Sin fin – Antología personal 1993-2023
Editorial Gato Encerrado