«Autorretrato», de Nicanor Parra

Considerad, muchachos,
este gabán de fraile mendicante:
soy profesor en un liceo obscuro,
he perdido la voz haciendo clases.
(Después de todo o nada
hago cuarenta horas semanales).
¿Qué les dice mi cara abofeteada?
¡Verdad que inspira lástima mirarme!
Y qué les sugieren estos zapatos de cura
que envejecieron sin arte ni parte.

En materia de ojos, a tres metros
no reconozco ni a mi propia madre.
¿Qué sucede? -¡Nada!
Me los he arruinado haciendo clases:
la mala luz, el sol,
la venenosa luna miserable.
Y todo ¡para qué!
para ganar un pan imperdonable
duro como la cara del burgués
y con olor y con sabor a sangre.
¡Para qué hemos nacido como hombres
si nos dan una muerte de animales!

Por el exceso de trabajo, a veces
veo formas extrañas en el aire,
oigo carreras locas,
risas, conversaciones criminales.
Observad estas manos
y estas mejillas blancas de cadáver,
estos escasos pelos que me quedan.
¡Estas negras arrugas infernales!

Sin embargo yo fui tal como ustedes,
joven, lleno de bellos ideales,
soñé fundiendo el cobre
y limando las caras del diamante:
aquí me tienes hoy
detrás de este mesón inconfortable
embrutecido por el sonsonete
de las quinientas horas semanales.

Nicanor Parra
Poemas y antipoemas

«Advertencia al lector», de Nicanor Parra

El autor no responde de las molestias que puedan ocasionar sus escritos:
Aunque le pese
El lector tendrá que darse siempre por satisfecho.
Sabelius, que además de teólogo fue un humorista consumado,
Después de haber reducido a polvo el dogma de la Santísima Trinidad
¿Respondió acaso de su herejía?
Y si llegó a responder, ¡cómo lo hizo!
¡En qué forma descabellada!
¡Basándose en qué cúmulo de contradicciones!

Según los doctores de la ley este libro no debiera publicarse:
La palabra arcoíris no aparece en él en ninguna parte,
Menos aún la palabra dolor,
La palabra torcuato.
Sillas y mesas sí que figuran a granel,
¡Ataúdes!, ¡útiles de escritorio!
Lo que me llena de orgullo
Porque, a mi modo de ver, el cielo se está cayendo a pedazos.

Los mortales que hayan leído el Tractatus de Wittgenstein
Pueden darse con una piedra en el pecho
Porque es una obra difícil de conseguir:
Pero el Círculo de Viena se disolvió hace años,
Sus miembros se dispersaron sin dejar huella
Y yo he decidido declarar la guerra a los cavalieri di la luna.

Mi poesía  puede perfectamente no conducir a ninguna parte:
«¡Las risas de este libro son falsas!», argumentarán mis detractores,
«Sus lágrimas, ¡artificiales!»
«En vez de suspirar, en estas páginas se bosteza»
«Se patalea como un niño de pecho»
«El autor se da a entender a estornudos».
Conforme: os invito a quemar vuestras naves,
Como los fenicios pretendo formarme mi propio alfabeto.

«¿A qué molestar al público entonces?», se preguntarán los amigos lectores:
«Si el propio autor empieza por desprestigiar sus escritos,
¡Qué podrá esperarse de ellos!»
Cuidado, yo no desprestigio nada
O, mejor dicho, yo exalto mi punto de vista,
Me vanaglorio de mis limitaciones,
Pongo por las nubes mis creaciones.

Los pájaros de Aristófanes
Enterraban en sus propias cabezas
Los cadáveres de sus padres
(Cada pájaro era un verdadero cementerio volante.)
A mi modo de ver
Ha llegado la hora de modernizar esta ceremonia
¡Y yo entierro mis plumas en la cabeza de los señores lectores!

 

Nicanor Parra
Poemas y antipoemas

«El Anti-Lázaro», de Nicanor Parra

Muerto no te levantes de la tumba

qué ganarías con resucitar

una hazaña

y después

la rutina de siempre

no te conviene viejo no te conviene

 

el orgullo la sangre la avaricia

la tiranía del deseo venéreo

los dolores que causa la mujer

 

el enigma del tiempo

las arbitrariedades del espacio

 

recapacita muerto recapacita

que no recuerdas cómo era la cosa?

a la menor dificultad explotabas

en improperios a diestra y siniestra

 

todo te molestaba

no resistías ya

ni la presencia de tu propia sombra

 

mala memoria viejo ¡mala memoria!

tu corazón era un montón de escombros

−estoy citando tus propios escritos−

y de tu alma no quedaba nada

 

a qué volver entonces al infierno del Dante

¿para que se repita la comedia?

qué divina comedia ni qué 8/4

voladores de luces-espejismos

cebo para cazar lauchas golosas

ese sí que sería disparate

 

eres feliz cadáver eres feliz

en tu sepulcro no te falta nada

ríete de los peces de colores

 

aló – aló me estás escuchando?

 

quién no va a preferir

el amor a la tierra

a las caricias de una lóbrega prostituta

nadie que esté en sus 5 sentidos

salvo que tenga pacto con el diablo

 

sigue durmiendo hombre sigue durmiendo

sin los aguijonazos de la duda

amo y señor de tu propio ataúd

en la quietud de la noche perfecta

libre de pelo y paja

como si nunca hubieras estado despierto

 

no resucites por ningún motivo

no tienes para qué ponerte nervioso

como dijo el poeta

tienes toda la muerte por delante

 

Nicanor Parra
Hojas de Parra

‘Los cuatro sonetos del Apocalipsis’, de Nicanor Parra

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Nicanor Parra
Hojas de Parra

«Pasatiempos», de Nicanor Parra

hacer brotar un mundo de la nada
pero no por razones de peso
por fregar solamente –por joder

desafinarle la guitarra al padre
masturbarse con pétalos de rosa
tonsurar a los hermanos menores
escribir aforismos en las murallas

asaltar a un anciano decrépito
discutir con los Doctores de la Ley
dispararle pelotillas al sacerdote
durante el desarrollo de la misa solemne
simular un ataque epiléptico
mientras alza la hostia consagrada
hacerse el cucho en un accidente de tráfico

expectorar en la capilla ardiente

acariciar un gatito romano
abrocharse y desabrocharse el marrueco
–si les parece me lo vuelvo a desabrochar–

demoler el Hospicio
postergar indefinidamente la noche de bodas
seguir un curso por correspondencia
crucificar a Cristo Jesús
contraer una Enfermedad Venérea
someterse a un Examen de Orina
operarse de Cáncer a los Riñones
agobiar a los Padres de la Iglesia
con preguntas que no vienen al caso

cocinar un sombrero de cura
a vista y paciencia de la Santa Sede

pronunciar un discurso patriótico
pero no por razones de peso
por fregar –solamente por joder
Señoras y Señores aunque no vengo preparado…

masacrar a quemarropa a la familia del Zar
incendiar la biblioteca de Alejandría
descuartizar mujeres embarazadas
al más puro estilo Lyndon B. Nixon

aquí no se respeta ni la ley de la selva

Nicanor Parra
Hojas de Parra