El jardín de doña Sara era la envidia de La Libertad.
Visita obligatoria para la gente que sabía de geranios.
Es tan difícil que broten en el desierto
Una de las tantas veces en que la vida se puso seca
–como la tierra escondida bajo sus plantas–,
Don Marcos le propuso irse a vivir al otro lado;
de cualquier forma la tierra abonada venía de allá.
Ella simplemente contestó:
¿Y mis plantas, Marcos? ¿Cómo nos llevamos mis plantas?
Omar Pimienta
La Libertad: ciudad de paso
Centro Cultural Tijuana y DDO Producciones