«Bebe más agua», me dicen
«lo necesitas»
y no lo entiendo
no lo entiendo
no lo entiendo
si no hace sino derramarse por todas partes
quiero decir: mis ojos
mis ojos de madera hinchada
abiertos como puertas que ya no cerrarán
pues no encajarán nunca más en el quicio.
¿Y si cada gota fuera un miedo?
¿y si cada silencio, un vómito
que debe quedar dentro?
Dentro para no olvidar
la amargura del dolor ajeno
que se convierte en propio
la acidez, si es que alguna vez lo sentiste
la corrosión, no solo de estómago y corazón
sino también de fuerza y sonrisa.
Hasta que un día desapareces y nadie sabe por qué
porque doler, duele; pero sangrar, no sangras
y cuando no hay sangre en la que hundir los dedos
parece que nada acontece.
Paloma Camacho Arístegui
Cartografía de un abandono
Editorial Gato Encerrado