Para separarnos de nuestras ocupaciones,
despegarnos de nuestras máquinas,
descentrarnos de nosotros mismos,
no basta el llanto ni el hambre ajena,
el testimonio diario de las injusticias:
tan solo conmueve la tragedia cercana,
la vivida, el propio cataclismo.
La catástrofe es la única manera
de que todo siga su curso.
Elena Román
Novedades: Ayer. Posible antología 2008-2019
Ediciones Liliputienses