El poema
es un arma
de dos filos.
Uno, suave,
y el otro
como un grito cortante,
como un rayo
incisivo.
¡Ah, poeta dulcísimo!
No olvides
esta parte
del poema.
El castigo
es morir por la espalda,
degollado
por el segundo
filo.
José Agustín Goytisolo
Algo sucede
Editorial Lumen