emaciado por la demencia
recuerdo a mi abuelo desnudo
en el pasillo la sonda
colgando del pene admonitoria
la mano derecha crispada en estigmas
parecía el imposible profeta
de gargallo decía no es mi nieto
ese no es mi nieto ese
es un espía nazi
gritaba a mi madre
yo regresaba de madrid
después de unos meses
ya no me conocía al poco
fue perdiendo el habla
vaciado por dentro se convirtió
en animales maullaba
barritaba graznaba bramaba
trisaba crotoraba voznaba
rebuznaba ululaba agamitaba
trisaba gruía arruaba
como un loro garría el dolor
exhausto balitaba como una oveja
crascitaba ladraba como un perro
quería comunicarse con nosotros
y no podía solo el dolor
transmitían aquellos sonidos
inarticulados se grabaron
para siempre en mi alma
en heridas donde el cuerpo duele
escaras solo y llagas
era mi abuelo al morir un job
torturado por la demencia senil
de un dios sin habla
Federico de Arce
El guardián de la voz
Editorial Gato Encerrado
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