Mi peso es idéntico al de la primera vez que estuve aquí cuatro años atrás por entonces ya estaba enamorada.
Me ha costado llegar de nuevo ahora físicamente estoy más fuerte pero mentalmente no lo soy.
Me he vuelto más asustadiza y ya no solo es la velocidad de los coches lo que me paraliza sino que me aterran otras cosas como plantar la esterilla y la bolsa de playa debajo de un árbol o debajo de una roca alta por si se desploman y caen sobre mí.
Me asustan ahora también las caídas de los niños y las playas amplias excesivamente amplias Y sus olas repetitivas paralelas me desconciertan provocan mi perdición con su arsénico ondeo Un estado hipnótico que me deja undívaga demasiada facilidad por eso ahora tampoco cojo en brazos a los niños.
Supongo que alimentada de ti me he convertido en una pusilánime para el amor para la vida y para la muerte el rabo entre las piernas.
No se muere de cobarde todas las cobardes morimos (ya estamos muertas)