«Cobarde», de Sofía Morante Thomas

Mi peso es idéntico al de la primera vez que estuve aquí
cuatro años atrás
por entonces ya estaba enamorada.

Me ha costado llegar de nuevo
ahora físicamente estoy más fuerte
pero mentalmente no lo soy.

Me he vuelto más asustadiza
y ya no solo es la velocidad de los coches lo que me paraliza
sino que me aterran otras cosas
como plantar la esterilla y la bolsa de playa debajo
de un árbol o debajo de una roca alta
por si se desploman y caen
sobre mí.

Me asustan ahora también las caídas de los niños
y las playas amplias excesivamente amplias
Y sus olas repetitivas paralelas me desconciertan
provocan mi perdición con su arsénico ondeo
Un estado hipnótico que me deja undívaga
demasiada facilidad
por eso ahora tampoco cojo en brazos a los niños.

Supongo que
alimentada de ti
me he convertido en una pusilánime
para el amor para la vida y para la muerte
el rabo entre las piernas.

No se muere de cobarde
todas las cobardes morimos
(ya estamos muertas)

La muerte al cuello y la vida en brazos.
Sofía Morante Thomas
Otra conversación
Editorial Gato Encerrado

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