En 1492
descubrí los barcos, abandonaban el horizonte para rozar los dedos de nuestra isla, Lucía era dueña de sus silencios aunque sus silencios no tuviesen dueño, ningún periódico huraño previno a los niños de ninguna tormenta, ningún teniente coronel anunció nubarrones, el mar era azul azul, ahí no nos perdíamos nada, volvía a ser tarde aunque llegamos a punto de que el sol desvirgara nuestro presente.
En 1492
el día en que mi madre me regaló una corona de pinchos para recompensarme por el esfuerzo, como si todavía le doliera la sensación de que mi cabecita saliera de su vientre, como si el barco hundido con la proa todavía hincada entre sus muslos no dejara de naufragar, Lucía abandonaba el silencio y hablaba con los tripulantes, quería que su silencio solo fuera nuestro y contaba en idiomas extraños a los desconocidos que nuestra isla requería ser un secreto.
En 1492
los barcos encallaron en nuestra isla y Lucía y yo todas las noches aflojábamos tornillos como delfines desesperados, los barcos se hundieron y mi madre aguantó los embates como una fiera.
Todo fue a peor, los tripulantes aún están aquí y yo intento averiguar si Lucía está entre ellos.
Óscar Aguado
El falso llano
Editorial Gato Encerrado
El 11 de mayo a las 21 horas se presentará en el Aleatorio de Madrid.
El 18 de mayo a las 19.30 horas se presentará en la Feria del Libro de Toledo.