«Nuestra violencia comienza con las máquinas…», de Alicia Es. Martínez

Nuestra violencia comienza con las máquinas hablo de la violencia en mi vida de la violencia como contexto la violencia geométrica hasta entonces solo era el árbol dicen: rondabas los diez años diez años de ronda rondalla diez años como diez soles pero la incompetencia pero el alcohol pero los gritos pero el llanto pero el paro pero paro pero paro paro pero entonces la renuncia la valentía el coraje el echar p’alante la tapita en el bar que no falte que estaremos mal pero la cervecita de los domingos no nos la quita ni Dios y no caer no caíamos nos salvaban los domingos y las sonrisas las tardes de Sesión de Cine las noches de La Clave los sábados de limpieza y expurgación y las tiendas de campaña las tiendas de campaña en Cuenca en Río Cuervo en Teruel en Villajoyosa nos salvaron las ciegas y las duchas bajo el olivo y las casas de los tíos las caras vanas y esos ojos los de ellos que los niños no se enteren que no sufran que tengan de todo que nada les falte pero yo me enteraba me entero ahora éramos niños amigo niños en un país de plástico habíamos dejado de ser árboles y apareció el contexto como un golpe de rastrillo como una zapatillazo a una mosca cojonera el puto contexto alargándose tensándose como mi pelo rizado alisado a estirones de cepillo en una cola de caballo imposible los ojos achinados lagrimeando todo el santo día a la mierda el contexto a la mierda el contexto pero entonces no entonces comenzó la ingeniería de la violencia su caleidoscopio y el miedo ella lleva la marca en su cuerpo de cristal yo la herencia pero la conciencia pero el paro pero el paro paro ella se va desvaneciendo eso me martillea la cabeza  amigo quisiera enseñarle a mandar a la mierda el contexto para que no desaparezca somos hijos de bueyes caínes la libertad está sobrevalorada y la mujer también y la muerte la muerte amigo también está sobrevalorada la ajena la de ellos se entiende yo lo entiendo
ahora


Alicia Es. Martínez
No se le miran las bragas a la muerte
Ed. Celya
También incluido en el poemario En casa, caracol, tienes la tumba

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