«El ojo como la lengua…», de Augusto Rodríguez

El ojo como la lengua cayó en desgracia. No hubo enfermeras, remedios, doctores, exámenes que pudieran dar otra salida. El cáncer está en la próstata, en el hígado, en los pulmones, en los huesos, en el corazón. Mi padre era un hombre sano eso decían, pero era muy tarde. Todo era cruz y ventanas al mal y finito futuro. El párpado no se detenía del asombro. Una cometa volaba muy lejos danzando en las nubes. El viento era helado y golpeaba como mujer ofendida. El reencuentro con el pasado no existirá nunca más. Nada nos pertenece, ni esta tierra que no es mía, ni estos pantalones, ni estas sábanas donde tuve mil cuerpos desnudos y el sexo era una estación más de este sueño perdido.

 

Augusto Rodríguez
El libro blanco
Chamán Ediciones

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