«Elegido por aclamación», de Ángel González

Sí, fue un malentendido.

Gritaron: ¡a las urnas!

y él entendió: ¡a las armas! –dijo luego.

Era pundonoroso y  mató mucho.

Con pistolas, con rifles, con decretos.

 

Cuando envainó la espada dijo, dice:

La democracia  es lo perfecto.

El público aplaudió. Sólo callaron,

impasibles, los muertos.

 

El deseo popular será cumplido.

A partir de esta hora soy –silencio–

el Jefe, si queréis. Los disconformes

que levanten el dedo.

 

Inmóvil mayoría de cadáveres

le dio el mando total del cementerio.

 

Ángel González
Grado elemental

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