Sin acto de amor que me conciba,
sin madre que me espere,
sin saber para qué,
sigo empeñada en nacer
a cualquier hora,
de cualquier manera,
por olvidarme de los días
en los que nacía muerta
o en los que me moría
de a poquitos silenciosos.
Nacerme a cada paso
aunque venga de nalgas
y con dos vueltas de cordón
enrollado en el alma,
nacerme y respirarte…
Begoña Abad
La medida de mi madre
Olifante Ediciones