(Mi futuro escucha todavía
la fija rotación de los planetas.)
¿Soy aquel sol que se arrojaba al mar?
¿Aquella estatua a la que diste vida?
Soy la máscara ahogada, el aguacero,
el zorro que acaricias, el renglón,
el boquete en el aire que se asfixia.
Soy el árbol que piensa en el ahorcado,
la autopista que nunca se detiene,
la creación del mundo y su fracaso.
Soy la dura emboscada de vivir.
¿Cada luz que se enciende y que se apaga?
Lo que se va pero se queda siempre.
Todo lo que no acaba de llegar.
Ángel Guinda
Catedral de la noche
Editorial Olifante