«Te quiero», de Luis Cernuda

Te quiero.

Te lo he dicho con el viento,
Jugueteando como animalillo en la arena
O iracundo como órgano tempestuoso;

Te lo he dicho con el sol,
Que dora desnudos cuerpos juveniles
Y sonríe en todas las cosas inocentes;

Te lo he dicho con las nubes,
Frentes melancólicas que sostienen el cielo,
Tristezas fugitivas;

Te lo he dicho con las plantas,
Leves criaturas transparentes
Que se cubren de rubor repentino;

Te lo he dicho con el agua,
Vida luminosa que vela en un fondo de sombra;
Te lo he dicho con el miedo,
Te lo he dicho con la alegría,
Con el hastío, con las terribles palabras.

Pero así no me basta:
Más allá de la vida,
Quiero decírtelo con la muerte;
Más allá del amor,
Quiero decírtelo con el olvido.


Luis Cernuda
Los placeres prohibidos

«El aroma del barro», de Antonio Orihuela

En el museo arqueológico, 
con mi iPhone 5.2
fotografío una tablilla sumeria.
Dentro de dos años y medio
estará obsoleto. En veinticinco
todos sus contenidos serán irrecuperables
y su memoria se borrará.
Miro la tablilla de barro
con sus hermosos caracteres cuneiformes,
dentro de otros tres mil quinientos años
seguirá, por encima de lo efímero y lo mortal,
guardando la eternidad.


Antonio Orihuela
Sin fin - Antología personal 1993-2023
Editorial Gato Encerrado

«Verano cruel», de Karmelo C. Iribarren

Y cómo puede ser
–me digo, viendo pasar la vida
hacia la playa–
que, pese
a las devastaciones inclementes
que el tiempo
nos inflige,
no se amortigüe
un ápice siquiera, no nos dé tregua
un segundo,
este incesante
soñar con lo imposible.


Karmelo C. Iribarren
La piel de la vida
Baile del Sol

«Cruzando el agua», de Sofía Morante Thomas

Me ahogaré en una pequeña playa conocida 
en una orilla que ya haya visitado previamente
Quiero sentirme en casa
saber que reconozco el lugar la arenilla
y el vaivén de las olas.

Me resulta irrelevante la costa
si es la Costa Brava la Balear o la Costa de la Luz
El agua hace su función en cualquiera de ellas
solo con diferentes ritmos.

Me importan más las bahías
no quiero un oleaje agitado
no quiero correr peligro
no otra tormenta
no otra destrucción inminente.

Quiero sentir la brisa mientras mis pies se dirigen
hacia el horizonte
Quiero que caiga el sol sobre mis hombros
Sentirme pesada
muy pesada
más pesada todavía.

Que el atardecer se desplome
cuidadosamente
sobre mis párpados cerrados
Que la sal acaricie mis pestañas perladas
cubiertas de lágrimas gotas de agua
Ahogarme sitibunda en el mar de los silencios
inundar definitivamente mi verborrea.

No quiero tener escapatoria
Quiero irme desaprendida
niña frágil especial y estúpida
casi siempre tuya.

Sofía Morante Thomas
Otra conversación
Editorial Gato Encerrado

«La dimensión», de Sofía Morante

de lavarse la cara frente al espejo
del incesante llanto frente al espejo
de retratarse frente al espejo
del rostro de hija muerta frente al espejo
de perder para siempre frente al espejo

Dime
¿es posible sentir rencor
hacia una misma?

Te invito a repartirnos
mi caso de emergencia

Dime la dimensión.

Sofía Morante Thomas
Otra conversación
Editorial Gato Encerrado

«Postulan los ideólogos…», de Jorge Riechmann

Postulan los ideólogos
de la clase dominante
que nada sucede ya como acontecimiento
sino como mera sucesión
de hechos sin significado

Wrongo mira en derredor
se tienta las menguadas carnes
no da crédito a lo que está oyendo

¿Acaso dar sentido a lo ocurrido
y lo no ocurrido
no es un trabajo de todos entre todos
igual ahora que hace diez mil años?

¿No podemos hallar sentido
porque en las nuevas circunstancias
nuestra vida carece de él

o más bien las nuevas circunstancias
son el pretexto para apearse
del trabajo sisífico de dar significado
a lo que nunca tuvo ningún sentido intrínseco
ni garantizado metafísicamente?

Jorge Riechmann
W – Rengo Wrongo seguido de Historias del señor W.
Editorial Gato Encerrado

«La melodía nupcial», de Sofía Morante Thomas

Tú y yo íbamos a ser
aquí y ahora
no en otro lugar
ni en otro tiempo
ni en otro mundo.

Teníamos que ser
aquí y ahora.

No fuimos
ni seremos
no estaremos más
aquí y ahora.


Sofía Morante Thomas
Otra conversación
Editorial Gato Encerrado

«Un as bajo la manga», de Sofía Morante Thomas

No recuerdo con claridad
todas las palabras que te dije
mucho menos aquellas que te escribí.

Por eso
algunos días madrugo demasiado
tras noches sin conciliar el sueño
Y recopilo de nuevo nuestras cartas
cartas cartas y más cartas
manuscritas impresas enviadas y emborronadas.

Recopilo los recuerdos
las despedidas a deshora
las ordeno de pie en fila india
una a una con su cronología
la número cuatro la primera la tercera la penúltima y la última:
aquella a la que jamás te respondí.

Mis ojos se detienen en tus palabras
Te juro que tengo un as bajo la manga
Mis ojos rememoran las mías
Sácalo antes de que me vaya

Me cortas la respiración
las cartas se desploman sobre la mesa
chocan entre ellas colisionan seísticas
piezas de una baraja rendida.

Tu baraja flotando desde mi balcón
Todo por un sutil movimiento
una inevitable ventana abierta para un perdido Romeo
y el as para la ausente Julieta en equilibrio sobre
una alcantarilla de la Calle Mayor.

Ni siquiera el esfuerzo de una maniobra de rescate
ni siquiera salvar al as de ahogarse.

Conmigo no te rendiste
ni siquiera lo intentaste.


Sofía Morante Thomas
Otra conversación
Editorial Gato Encerrado

Eli Tolaretxipi presenta su antología en Vitoria

Eli Tolaretxipi presentará Ojo suelto, su antología poética, en Vitoria el sábado 23 de marzo. Para esta cita tan especial contará con la complicidad de Ángela Serna e Íñigo Linaje.

El acto será a las 12 del mediodía en Eva Forest Liburutopia.

Os esperamos.

«Cobarde», de Sofía Morante Thomas

Mi peso es idéntico al de la primera vez que estuve aquí
cuatro años atrás
por entonces ya estaba enamorada.

Me ha costado llegar de nuevo
ahora físicamente estoy más fuerte
pero mentalmente no lo soy.

Me he vuelto más asustadiza
y ya no solo es la velocidad de los coches lo que me paraliza
sino que me aterran otras cosas
como plantar la esterilla y la bolsa de playa debajo
de un árbol o debajo de una roca alta
por si se desploman y caen
sobre mí.

Me asustan ahora también las caídas de los niños
y las playas amplias excesivamente amplias
Y sus olas repetitivas paralelas me desconciertan
provocan mi perdición con su arsénico ondeo
Un estado hipnótico que me deja undívaga
demasiada facilidad
por eso ahora tampoco cojo en brazos a los niños.

Supongo que
alimentada de ti
me he convertido en una pusilánime
para el amor para la vida y para la muerte
el rabo entre las piernas.

No se muere de cobarde
todas las cobardes morimos
(ya estamos muertas)

La muerte al cuello y la vida en brazos.
Sofía Morante Thomas
Otra conversación
Editorial Gato Encerrado